Simpapeles

En la sociedad de los productos sin azúcar, sin cafeína, sin alcohol o sin plomo, ha nacido una palabra que despista. Es simpapeles. No tiene nada de nuevo, ya lo hicimos con la sinhueso y la sinrazón e, incluso, aguantamos a los sinvergüenzas, pero simpapeles se nos hace difícil a la vista por el simple motivo de seguir la regla de la ortografía que reza que delante de b y p hay que escribir m. Eso les ha debido de pasar a los que se han encargado de difundir una nota de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) que nos informa de que “La cadena Cuatro TV, del grupo Mediaset, graba estos días en Vitoria-Gasteiz y en la sede Txagorritxu del Hospital Universitario Araba (HUA) para la edición de su programa ’21 días’, presentado por Adela Úcar. El tema elegido es el sueño y las patologías a él asociadas (…). Adela Úcar se pone en la piel de distintos grupos de personas para mostrar cómo son sus vidas las 24 horas de cada uno de esos 21 días. Se ha sumergido en el mundo de las drogas, de los ‘sinpapeles’, de la anorexia y la bulimia, el sadomasoquismo, etcétera." Entre las opciones que tenían para el neologismo eligieron la peor, la de no respetar la norma ortográfica (las comillas no justifican el error). Sin embargo ha llegado el momento de admitirla, es triste en los días en que las personas sin techo, sin documentación, sin trabajo o sin esperanzas llenan páginas y telediarios, pero está ahí, es mucho tiempo para los “sin papeles” (entre comillas para que funcione como sustantivo) cuando su uso es tan frecuente, toca lexicalizarla, que forme una sola palabra. No nos percatamos pero biempensante o sambenito campan entre nosotros con alegría y es mejor que esas expresiones tan difíciles de digerir como grupos de riesgo en los procesos migratorios… que designan a las personas que llegan, como pueden, a nuestro país en busca de un futuro. Por último tengo que decir que la palabra es invariable en plural: un simpapeles, varios simpapeles o las simpapeles.

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