Juan Gelman


La palabra se forja en el combate contra lo que no va a decir y es castigado quien la procura cincel o darle un rostro solo… Qué importa entonces la victoria, la derrota: la imagen es la tienda del fuego.

En el combate, cada palabra destruye un lazo de su pre-vida o sombra oblicua, confirma las ciudades asoladas, las distancias que el exilio sembró delante suyo. Las palabras son un pueblo de separados: huelen a lluvias anteriores en las que quieren otra vez mojarse y tienden la mano abierta con humildad inexplicada. Cuanto más nombran, más dejan sin nombrar y es de aquello (San Juan de la Cruz) que sacan fuerzas, joyas, carbones o astros en el aire y el paso de toda criatura por la tierra.

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