A veces, cuando veo lo que pasa en el mundo, me pregunto: ¿Para qué escribir? Pero hay que trabajar, trabajar. Trabajar como forma de protesta. Porque el primer impulso de una persona al despertar al mundo lleno de toda clase de miserias e injusticias debe ser gritar: ¡Protesto!, ¡protesto!, ¡protesto!
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